Cambalache 3,14 - La vidriera irrespetuosa


Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé.

Hasta aquí llegó el agua, dijo el cura de La Palma

La tradición gaditana nos cuenta desde chicos lo que pasó el año del maremoto. Habré oído esta historia miles de veces.

El día de Todos los Santos de 1755 amaneció radiante en Cádiz. Sobre las 9 de la mañana aconteció un terremoto con epicentro en el Atlántico. El terremoto, que se calcula alcanzó los 8 grados en la escala de Ritcher, asoló Lisboa (destrozó el 85% de las edificaciones de esa ciudad) matando entre 50.000 y 90.000 habitantes de los 250.000 que tenía la ciudad. En Sevilla hubo nueve víctimas, dañó el 89% de las viviendas y afectó a la Giralda. En Madrid cayó una cruz de una fachada ocasionando la muerte de dos niños.

Pero lo peor estaba por llegar. Horas más tarde, el maremoto provocado por el movimiento sísmico termina de destrozar Lisboa (muchos supervivientes se habían refugiado en los barcos del río de los incendios que había en la ciudad); arrasa las poblaciones del Algarve, mata a la mitad de los pobladores de Ayamonte (entonces un poblado de pescadores de unos 2000 habitantes); daña El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda; provoca graves destrozos al Santuario de Nuestra Señora de Regla y en los corrales de pesca de Chipiona e inunda completamente Conil, donde las aguas penetraron 8 kilómetros tierra adentro según las crónicas. Las olas llegan hasta Martinica, Barbados, América del Sur, Finlandia...

En Cádiz, olas de 18 metros rompieron la muralla oeste de la ciudad. Posiblemente estas murallas fueron las que salvaron a la ciudad de su aniquilación. El agua, siguiendo el cauce del antiguo canal que atravesaba la capital en tiempos de fenicios y romanos, cruzó completamente Cádiz desde la Caleta hasta el muelle, donde causó importantes daños.

La leyenda y la memoria gaditana cuentan que:
Fray Bernardo, un fraile capuchino que oficiaba misa en La Viña en 1755 no lo dudó al ver las aguas amenazantes, Tomó el cruficijo, y un capellán, el estandarte de la Virgen de la Palma. Lo clavó en la calzada y el padre exclamó: Hasta aquí, Madre mía. Milagro o no, las aguas no siguieron. La imagen de la patrona, la Virgen del Rosario, fue sacada del templo y situada frente al mar.
El estandarte se venera aún en la iglesia de donde fue sacado para detener el maremoto. Y a los niños gaditanos se les sigue enseñando el punto donde las aguas se detuvieron.

Si hubiera otro maremoto, las murallas que nos salvaron podrían volver a hacerlo, pero el barrio de La Viña quedaría inundado mortalmente. Ya no hay murallas defendiendo la Caleta.

Lisboa conmemora (que no celebra) el 250 aniversario de esta catástrofe con exposiciones y un congreso científico de sismología al que acuden los mayores expertos mundiales. En Cádiz (me da casi vergüenza referirlo) las conmemoraciones son de otro porte:
Enrique García Agulló, Primer Teniente de Alcalde de Cádiz, y Jesús de Sobrino, concejal de Comunicación, presentaron la junta de Gobierno Local del viernes de la cual destacaron la aprobación de la colaboración del Ayuntamiento a la Archicofradía La Palma para la celebración del 250 Aniversario del maremoto de 1755. Para celebrar este evento, se unirán los esfuerzos de las asociaciones de comerciantes, las asociaciones de vecinos, la propia archicofradía y el Ayuntamiento que aportará una ayuda material. Así se encargará de la presentación del cartel, la publicación de una imagen en el cupón de la ONCE, la entrega de una placa conmemorativa, el ornato de las calles así como una asistencia diaria por parte de los servicios de mantenimiento, de cultura y de seguridad. Estos actos vendrán completando la indulgencia parcial dada a los fieles del 1 de enero al 31 de diciembre por el Obispo de Cádiz.
No es que esté en contra de estas actividades, pero ¿no podría haberse hecho algo mejor?. ¿O es que para el próximo maremoto (que sabremos que lo habrá, lo que no sabemos es cuándo) seguiremos confiando en las vírgenes de la Palma y del Rosario?

Dejamos pasar en silencio la celebración del 3100 aniversario de la Fundación de la ciudad, la más antigua de occidente (bastante más que Roma, por ejemplo). Ahora dejamos en manos de las cofradías religiosas la celebración del aniversario del maremoto. Esperemos que al menos, los fastos del 2010 - 2012 (y la contracumbre) traigan a nuestra ciudad (y a San Fernando) algo más que folklore, misas, el ornato de las calles y una imagen en el cupón de la ONCE.

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2005-10-31 12:26 | Categoría: | Enlace permanente | Etiquetas: | Y dicen por ahí

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Comentarios

1
De: Salva Fecha: 2005-10-31 14:29

Lo de EL PAIS de pago, es bastante antiguo. Desde hace meses es gratuito.

Saludos.



2
De: Zifra Fecha: 2005-10-31 14:39

Ese artículo es de pago. Pincha en el enlace desde un lugar que no tenga suscripción colectiva (la universidad la tiene, p.e.)



3
De: Chewie Fecha: 2005-10-31 16:24

Zifra: Pues yo puedo leerlo sin problemas desde mi casa, y prometo que no he pagado.



4
De: Zifra Fecha: 2005-10-31 17:11

Os juro que esta mañana, al intentar entrar, aparecia la siguiente nota:

Previsualización gratuita. El artículo que usted busca es de pago. Si es usted suscriptor identifíques
y solo aprecia el primer párrafo.

Vamos, lo que pasa con este articulo de opinión ahora mismo.

Desde luego, teneis razon. Ahora mismo el articulo del maremoto no es de pago.



5
De: Salva Fecha: 2005-10-31 17:12

Quizás estarías cacheando...

Yo entro en un sitio (jeje) que no es de pago seguro...



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