Memoria, un poco de memoria.
Conozco (conocí) a una mujer que murió de parto, a pesar que los médicos le dijeron, luego del sexto hijo, (ya llevaba tres niños muertos antes de nacer)que se atara las trompas como manera segura de no quedar embarazada.
No: el señor cura me ha dicho que los hijos los manda Diox, insistía ella, y dejó seis huérfanos (y al menos tres niños muertos, que sepamos).
A esta mujer la mató el cura, o la religión, o su fundamentalismo y el de su marido.
Esta noticia me pone piel de gallina, porque veo que el monstruo sigue vivo.
El mismo que a esa señora y a mí nos indicaba de ocultar todo rastro cuando teníamos una menstruación, pues era una señal de que no estábamos embarazadas (estoy coherente, lo que no es coherente es la historia que os estoy contando, y que la cuento muchas veces pues, años después cuando vi la contradicción me asombré de mi propia necedad: éramos niñas solteras, ¿cómo íbamos a estar embarazadas?).
Pues que así nos explicaban todo, y ese buen dios que nos daba la posibilidad de traer hijos al mundo, hacía que "nuestro útero llorara lágrimas de sangre por el hijo perdido".
Alguien ahí arriba comenta sobre un dios canalla que envenena las golosinas de sus hijos...este dios también exigía ocultar una cosa tan natural como la menstruación, con los consiguientes riesgos de que las irregularidades que pudieran presentarse estuvieran ligadas a tumores y poniendo en riesgo nuestra vida.
Estos recuerdos me indignan en tal grado que no puedo pensar lo que escribo, sepan disculpar.
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